¡Quita los lugares altos!
- Aixa Mariely Rodriguez

- 6 ago 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 11 ago 2021

Por años me intrigaba mucho leer la frase "y no fue conforme al corazón de Dios porque no quitó los lugares altos". Frecuentemente vemos estas palabras en los relatos de los reyes del tiempo bíblico. Tal fue mi impacto con tal frase que desde hace mucho comencé a pedirle a Dios que me mostrara si en mí había algo de eso, para derribarlo, y sí, con la ayuda del Espíritu Santo me ha tocado aplastar y romper a varios de esos lugares en mi corazón. Es una actitud que amerita constancia.
Por lo general (no siempre), los lugares altos era una manera de describir aquellos lugares destinados para hacer ceremonias a dioses de las naciones que no conocían al Dios Vivo. Allí ocurrían sacrificios, había imágenes, y se hacían celebraciones. En la Biblia encontramos que cuando no se había edificado casa al Señor para la adoración en Israel, Salomón y Samuel adoraron en lugares altos al Dios verdadero, pero ojo, aquello era sólo una temporada. No era la manera en que Dios prefería ser alabado, más adelante vemos que se estableció un templo en Jerusalén. Lamentablemente Salomón construyó lugares altos para dioses extraños y es ahí que comienza una contaminación y división terrible para todo el reino. Adam Couturier escribe "el mismo rey que construyó el templo. Mancha la nueva era de la adoración colectiva construyendo lugares altos para Chemosh, Molech y todos los dioses extranjeros de sus esposas (1 Reyes 11:8)."
La idolatría puede ser más profunda de lo que vemos a simple vista. Debemos cuidarnos en donde ponemos nuestra confianza y admiración. Llevarle la contraria a Dios y a su palabra y seguir los deseos de nuestra naturaleza carnal es idolatría (1 Samuel 15:23; Colosenses 3:5).
Imagina que compras una vasija de barro, ya tienes idea de para qué la vas a usar, pero de pronto se te cae de las manos y se rompe en tantos pedazos que es imposible repararla. Dios mandó al profeta Jeremías a que hiciese esto. Jeremías compró la vasija en la casa del alfarero y luego Dios le envió a que la destruyera en tantos pedazos que no pudiese ser restaurada. Dios le revela al profeta que su propio pueblo decidió abandonarle para ir tras los ídolos.
Si lees Jeremías 19 verás las consecuencias de la idolatría:
1. Provocará que Dios anule nuestros planes
2. Causará destrucción, angustia y burla
No es para menos por lo que Juan nos da este consejo: "Queridos hijos, aléjense de todo lo que pueda ocupar el lugar de Dios en el corazón." 1 Juan 5:21, en otras palabras guárdense de los ídolos.
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Oremos:
Espíritu Santo revélame cualquier área de mi vida que no te de honra, derriba todo aquello que pretenda ocupar tu lugar. Te pido perdón Jesús. Gracias por lo que haces y harás en mi vida. Reconozco que eres tú quién me sostienes. Que mi vida sea siempre conforme a tu corazón. Amén.




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