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No lo dejes para más tarde

  • Foto del escritor: Aixa Mariely Rodriguez
    Aixa Mariely Rodriguez
  • 17 mar
  • 2 Min. de lectura
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Una bofetada de olor desagradable me golpeó al abrir el refrigerador. El hedor interrumpió lo que estaba haciendo y me hizo buscar por todos lados sin poder encontrar el culpable. Decidí sacar todo para limpiar y descubrir el origen de ese olor. Debo aclarar que no soy una gran cocinera, y tampoco soy de las que sienten mucha motivación para pasar tiempo cocinando. Sin embargo, hay algo que sí me gusta: que todo esté en orden al abrir la nevera o cuando me dispongo a cocinar.


Finalmente, encontré el problema: una pequeña olla que había olvidado. La semana anterior, mi esposo había cocinado habichuelas negras, y yo las había guardado, pero se nos olvidó que estaban allí. Poco a poco se fueron pudriendo, y fue ese mal olor el que me recordó su existencia. De la misma manera en que un alimento puede olvidarse en el refrigerador y echarse a perder, ese mismo día, Dios me susurró al corazón un error que estaba cometiendo con mi esposo. Tengo una memoria prodigiosa muchas veces para lo que me conviene y cada vez que argumentábamos, solía traer a la conversación el pasado.


En una de esas ocasiones, mi esposo me hizo una pregunta que me confrontó: “¿Cómo es que Dios nos perdona y no recuerda, pero tú, en cambio, tienes una lista en tu mente de las ofensas y las sacas a pasear durante los conflictos?” Mi vida también tenía una “fetidez”, tal como esa olla olvidada. Fue en ese momento que Dios me enseñaba a través de mis propios errores sobre la importancia de perdonar genuinamente a mi esposo y de tener compasión.

“Tan lejos como está el oriente del occidente, alejó de nosotros nuestras rebeliones. El Señor se compadece de los que le honran con la misma compasión del padre por sus hijos, pues Él sabe de qué estamos hechos; ¡El bien sabe que estamos hechos del polvo!” Salmo 103:12-14

Dios quería enseñarme que debo cultivar un corazón dispuesto al perdón constante.

Hay asuntos en nuestra vida, tanto espiritual como cotidiana, que no debemos dejar sin resolver. Si los ignoramos, tarde o temprano tendremos que enfrentarlos, y no necesariamente de la mejor manera. El Espíritu Santo nos puede mostrar áreas en nuestra vida que necesitan mejorar. Algunas personas luchan con problemas de carácter, falta de integridad, ira, pereza y cosas similares. Otros cargan conflictos no resueltos, ya sea con familiares, compañeros de trabajo o incluso conflictos internos.


Tómate un momento para reflexionar sobre qué área de tu vida debes rendir a Dios.

Lee en tu Biblia Gálatas 5:19-21 y escribe una lista de las obras de la carne que te resultan fáciles de reconocer:


¿Qué dice la Biblia sobre los que practican tales cosas?


Lee lo que la Biblia dice sobre el fruto del Espíritu y piensa cual es lo contrario.

Identifica si de alguna manera eso te está afectando a ti.


El fruto del Espíritu [Ejemplo: Lo opuesto del amor es ___________(odio)]

  • Amor

  • Paz

  • Paciencia

  • Benignidad...


La Biblia dice:"El que encubre sus pecados no prosperará; pero el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia."Proverbios 28:13


Hoy, examina qué área de tu vida sabes que necesitas trabajar, pero sigues ignorando.

No dejes que los frijoles se pudran.




Aixa Mariely Rodriguez

 
 
 

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