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¿Por qué no sale a verme?

  • Foto del escritor: Aixa Mariely Rodriguez
    Aixa Mariely Rodriguez
  • 31 may 2021
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 1 jun 2021

(Testimonio personal)


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Aquel día fue desesperante para mí, recuerdo estar frente al monitor de mi computadora mirando una foto de dos cheques. Estallé en llanto. No estaba llorando de emoción por estar recibiendo dinero para mí. Estaba tratando de completar mi tarea de trabajo, pero experimenté un bloqueo mental, al extremo que no podía enfocarme en lo que leía, ni tan siquiera entendía mis propios apuntes. Era una tarea era muy fácil, pero pareciera que mi cerebro decidió no funcionar justo en aquel momento.


“¿Qué me pasa?” fue la primera pregunta que me surgió “¿He perdido mis facultades mentales?” “No me atrevo decirle a mi esposo lo que me ocurre” “¡Dios ayúdame! Esto es tan simple, lo he hecho antes, ¿Por qué no puedo lograrlo ahora?” Ese día comenzó un proceso complejo con mi salud. Me pregunté: “¿Qué será de mí, si pierdo mi mente?”. Mi salud se fue deteriorando. En un lapso de pocos meses aumenté de peso y comencé a sentirme muy triste de no poder controlar lo que me pasaba.


Mi esposo y yo tenemos un negocio, pero vivimos modestamente, la realidad es que no nos alcanzaba para costear un seguro médico. A pesar de todo eso, estoy agradecida porque el cuidado de Dios ha estado presente todo el tiempo. Busqué información de medicina natural y comencé a tomar pastillas naturales que poco a poco me empezaron a ayudar a mejorar, pero no del todo, porque nuevos síntomas surgieron.


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( Foto: Se me hacía difícil orar, así que escribía mis oraciones, aquí una de mis micro-oraciones )


Mi esposo, al principio, no me entendía, no me creía, y después de muchos diálogos y al notar mis cambios de comportamiento, notó que en realidad algo no estaba bien en mí. Ya no podía ni hacer cosas que yo disfrutaba, como escribir en mi blog, componer canciones y cuentos. Perdimos dinero en dos clases que el me había pagado para invertir en nuestro negocio, pero por mi “nube mental” nunca las pude completar, ni entenderlas. Mi condición estaba afectando negativamente otras áreas de mi vida, ya no solo experimentaba ansiedad, miedo, ahora afectaba mi autoestima y mi desempeño en el trabajo.


Este año 2021 Dios hizo provisión y pudimos pagar un seguro médico. Hace dos meses me descubrieron que yo tenía un desbalance en la glucosa de la sangre y un problema que al dormir, no me llega suficiente oxígeno al cerebro y eso lleva alterando por un tiempo mi metabolismo y comprometiendo a otros sistemas de mi cuerpo. Me recetaron unos medicamentos para normalizar y agilizar mi metabolismo. Acepté el medicamento pero a la vez no estaba convencida ni contenta por los efectos secundarios. Esa tarde después que buscamos los medicamentos en la farmacia yo estaba esperanzada de volver a tener mi salud, pero triste porque tenía que comenzar el tratamiento.


Dios me llevó a estudiar el milagro de Namán. Este hombre sirio de alto rango militar era muy valeroso e incluso muy respetado por su rey, pero era un hombre enfermo. Namán tenía lepra. Una joven que trabajaba en la casa de su esposa, le recomendó que fuese donde el profeta en Israel, asegurándole que así podría obtener sanidad. Namán así lo hizo, pero fue ante el rey de Israel recomendado por su rey de Siria. El era un hombre honorable ante su rey, esperaba que le recibiesen de una manera similar a la que el ya estaba acostumbrado vivir.


El profeta ni le recibió por sí mismo, solo envió un mensajero y le dijo:


"Ve y métete siete veces en el río Jordán, y te sanarás de la lepra" 2 Reyes 5.10


Namán se enfureció por tal respuesta que ya casi se iba a perder la oportunidad de sanidad por su orgullo. El Jordán no era un río muy limpio, además Namán esperaba que la mano del profeta lo tocara y fuese sanado inmediatamente, en cambio el profeta no lo recibió, ni tan siquiera a verlo.


Cuando tenemos dificultades queremos que Dios las resuelva en el tiempo que queremos, y así como Namán queremos un toque inmediato, fantástico, sin mucho proceso. Pero no todas las sanidades y milagros de Dios son instantáneos. Al estudiar esto yo sentía que Dios me decía “el tratamiento que te dieron, ese es tu Jordán, no te avergüences, no te sientas mal por lo que vas a tener que pasar”.


Dios me entregó esa palabra y esa misma tarde mi abuelita, me llamó y guiada por el Espíritu Santo sin saberlo, me dijo: “Quiero que sepas que estoy orando por tu salud, pero quiero decirte que a veces la gente espera los milagros al instante, pero les toca zambullirse en el Jordán como Namán". Conociendo que mi abuela lleva muchos años con un proceso de espera, la palabra de confirmación se tornó más poderosa a mi perspectiva.


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(Foto: Mi abuela, esposo y yo 2021)


En ocasiones pensamos que la mano de Dios se moverá rápidamente a nuestro favor, pero tal como Namán nos toca esperar y ver a Dios actuar en una manera inesperada.


Puede que sumergirte en tu Jordán signifique hacerte exámenes médicos, recibir algún tratamiento, afrontar algún litigio legal en una corte y tu esperabas que pudieses solucionarlo con un simple diálogo. Puede que sumergirte en tu Jordán sea un proceso en tu lugar de trabajo, o sea un proceso en que tendrás que aceptar un consejo, aunque no sea agradable desde tu punto de vista. Puede que sea un proceso con tu familia, con tus hijas (os), o un problema en tu matrimonio en el que vas a tener que esforzarte y actuar aún sin entender, sin tener en claro en qué dirección te encaminas. Por más que enojes y te sientas incómodo, tu milagro vendrá solo si actúas en fe y obediencia.


El Jordán no era un río cristalino y limpio en el que al sumergirte puedas mirar en donde vas pisando. De la misma manera mientras vas dando pasos de fe, posiblemente te hieran las piedras en el fondo del agua, en tu proceso puede que afrontes circunstancias dolorosas. Es posible que te sientas casi caer o tropezar porque no ves donde estás pisando, porque las aguas están tan turbias y no vas a poder controlar lo que está ocurriendo, pero si has dado el paso de obediencia y fe será Dios quien tome el control. Quizás sientas temor del mañana, de lo desconocido, pero te prometo que si Dios está en control vas a estar bien.


Sumergirte en el Jordán no es lo mismo para todos, es esa única circunstancia que tenemos que vivir aquellos que esperamos un milagro de Dios en algún área de nuestra vida, pero que por la buena voluntad de Dios, Dios decide sanarnos pero por medio de un proceso inusual.


¿Cuál es tu Jordán? Te animo a que vayas humildemente, aceptes el proceso, solo así podrás ver la obra de Dios perfeccionándose en ti.


~

Aixa Mariely











 
 
 

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