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Más Tomates

  • Foto del escritor: Aixa Mariely Rodriguez
    Aixa Mariely Rodriguez
  • 26 oct 2021
  • 2 Min. de lectura

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De niña, en cierta ocasión, mi tía nos preparó un almuerzo. Recuerdo que alguien estaba de visita en la casa. Yo estaba familiarizada con la casa de tía, me sentía en confianza con ella. Así que cuando sirvieron los alimentos noté que había tomates servidos en la mesa. Me encantaban los tomates. Olvidé que había visita. Mi pobre tía y mi mamá pasaron una vergüenza terrible conmigo.


Pedí tomates pero en una manera molestosa. Comencé a decir rápidamente:“¡más tomate, más tomate, más tomate, más tomate, más tomate, más tomate!…” pensándolo ahora, hasta vergüenza da. Recuerdo las caras de aflicción de mi mamá y mi tía, buscando los tomates rápidamente para que me callara. Seguramente no les faltó el deseo de querer tirarme el plato de tomates por la cabeza, pero gracias a la visita, ellas controlaron sus emociones. Fue allí que descubrí la habilidad de ser molestosa.


En la Biblia hay una parábola de una viuda persistente. Las viudas de ese tiempo pasaban unas necesidades muy grandes, a veces se quedaban totalmente sin posesiones y en la calle. Ella tenía un adversario, alguien que le estaba haciendo daño. Así que la única manera que ella vio una esperanza de solución a su problema era acercarse al juez y pedir justicia.


El problema era que el juez, no respetaba a los hombres, ni era temeroso de Dios, incluso llegó a ignorarla. Aquella viuda no le costó otra que sacar la habilidad de ser persistente, hasta el punto que aquel juez se cansó de escucharla. Finalmente decidió hacerle justicia porque le era molesta.


Esta historia nos recuerda la necesidad de orar y nunca desmayar. Jamás pensemos en comparar al juez de la parábola con Dios. Aquel de la historia era un juez injusto. Dios no es así. Él es amoroso, Santo, puro en todo lo que hace. Si tienes a Jesucristo en tu corazón tampoco eres como aquella viuda desprotegida y que estaba en una condición de miseria. Los hijos de Dios tenemos un Padre Celestial que nos ama, que nos protege, que nos escucha.


Sí, debemos ser persistentes en el sentido de nunca dejar de orar, pero al orar debes confiar que tu Papá te escucha y que tiene algo fabuloso para ti. No tienes que pedirle “más tomates” como 100 veces. Lo que Él quiere encontrar en ti es fe. Deposita tu oración creyendo que recibirás.


~~~


“¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Les digo que sí les hará justicia, y sin demora. No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?»” ‭‭Lucas‬ ‭18:7-8‬ ‭NVI‬‬ https://bible.com/bible/128/luk.18.7-8.NVI


La historia de la viuda (Lucas 18:1-8)

 
 
 

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