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La sabionda

  • Foto del escritor: Aixa Mariely Rodriguez
    Aixa Mariely Rodriguez
  • 13 sept 2022
  • 2 Min. de lectura

Hace unos años compramos una propiedad en Florida. La entrada estaba llena de árboles y estos estaban tan frondosos que los autos no podían pasar con facilidad. Así que nos dispusimos a cortar aquellas ramas que entorpecían el camino. La propiedad tenía mucho terreno, y en un solo día no podía lograrse limpiar. No sabíamos cómo mantener los arbustos. Ni recuerdo cómo fue que determinamos qué herramientas usar.

Estuvimos haciendo el trabajo de jardinería. Era fuerte y el calor del verano hacía que nos agotáramos con facilidad. Varias veces nos deshidratamos, terminábamos con náuseas y mareados. Trabajamos con alegría y con ansias de ver el trabajo final. Nos causaba risa porque nos extendíamos hasta que nos daba los escalofríos, arrastrábamos nuestros pies hasta la camioneta para tomar una bebida de deportistas y reponer los electrolitos. Así estuvimos varias semanas.

Un día mi vecino nos visitó. Se me quedó mirando, no pudo disimular su sonrisita, y me dijo: “¿Tú sabes que la herramienta que estás utilizando no es para cortar ramas?” Detuvimos todo. Nuestros ojos se abrieron grandotes con las poquitas fuerzas que nos quedaban. Nos mencionó que ¡aquella herramienta era para plomería!

Todo en mi mente corrió en cámara rápida. Por ello era que antes de cortar tenía que doblar la bendita tijera, que en realidad era una llave, tres veces. Parecía que en el cielo sonaban aplausos. Bajaban los confetis, mientras se acerca la chica del certamen esa que te entrega el premio con la cinta, la corona y otra con el ramo de flores para entregarme el título ganado: “La sabionda”.

Que mucho nos reímos, y después casi lloramos porque ya había cortado más de la mitad del camino ¡pero que enseñanza!

Usar la herramienta equivocada puede que te dé resultados similares a los que esperas, pero hay herramientas eficientes que fueron diseñadas específicamente de acuerdo con lo que se necesita.

¿Alguna vez has utilizado una herramienta equivocada y te ha dado buenos resultados?¿Cuántas veces hemos usado un cuchillo de mesa para rotar un tornillo? Yo lo he hecho y así he dañado los tornillos también. Una vez tienes conocimiento de algo no debes dar marcha atrás y despreciar el esfuerzo del inventor, que se tomó el tiempo para ver qué en realidad es efectivo.

Tú y yo podemos inventarnos ciertas ideas de cómo vivir la vida. Podremos poner excusas convenientes en nuestra manera de ser. Sientes que estás pasando demasiado trabajo y te estás agotando... entonces hay que echar un vistazo a que herramientas estás usando. ¿Estás usando tus propias mañas de sabiondo o sabionda, como hice yo para cortar las ramas de árboles? ¿O estás sinceramente usando las herramientas que Dios te dejó para vencer?

El Señor nos invita a que no despreciemos su sabiduría. Seguir nuestras propias ideas, nuestros propios caminos nos dará más trabajo.

“No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.” Proverbios 3:7-8 (Reina-Valera 1960)




Aixa Mariely Rodríguez

 
 
 

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