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Demasiado Bueno Para Ser Real

  • Foto del escritor: Aixa Mariely Rodriguez
    Aixa Mariely Rodriguez
  • 28 jun 2021
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 29 jun 2021

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Cerca de mi corazón, hay una persona con quien crecí que era negativa, ahora es distinta. A veces pensaba que su manera de ser era por causa de sobreprotección hacia mí. Esta persona siempre tenía una respuesta negativa. Si yo le decía: - “voy a la playa”, me respondía: - “ten cuenta que allá en la playa se ahogó uno esta semana”. Si me ofrecía algo de comer y yo respondía :- “no gracias, es que estoy a dieta”, me respondía: -“ ten cuidado con esas dietas, que una muchacha se puso a dieta y la encontraron muerta por desnutrición”. Si me veía comer un poco de pan, me decía: - “muchacha no comas eso, que eso hace daño” y así sucesivamente para todo lo que yo hacía, había una respuesta negativa. Así que cuando yo salía a la playa, o comía lo que comía, o hiciera lo que hiciera, ya yo estaba a la defensiva buscando la ola que me iba a matar, o aquella comida que me hacía daño, pero que a la vez no podía dejar de comer, porque si no, me moriría. Me parecía escuchar la voz de esa persona recitándome el lado tenebroso de la situación, con música de misterio y todo.


Mi vida era como una dosis de cortisol estresante, no podía disfrutar al máximo las experiencias de la vida. Me llené de temores, de negatividad y con los años me di cuenta de que yo también estaba tornándome igual que esa persona. Dios en su inmenso amor fue colocando personas claves en mi caminar y mostrándome poco a poco, que no todo en la vida va a ser fatal y negativo para mí.


¿Por qué somos tan negativos? Es una pregunta que me hago y tal vez una gran interrogante de aquellos que estudian el comportamiento humano. Pareciera que nacimos con un saquito de negatividad detrás de la oreja. Por alguna razón los pensamientos negativos tienen un peso tan influyente en nuestra vida que puede afectar nuestras acciones. Creo que el enemigo conoce esto y lo utiliza como un arma para matar, robar y destruir.


Si te dijera: Proponte un día atrapar y contrarrestar todo lo negativo que llegue a tu mente en cuanto a ti, hacia a los demás, hacia la vida y las cosas que te ocurren, te aseguro que si lo haces será más agotador que el ejercicio físico. Los peores pensamientos y más difíciles de identificar son esos sutiles mensajes que parecen inofensivos, pero son igual o peor de dañinos. El tema de la negatividad no es trivial para mí, es personal y espiritual. Es como un gigante, una fortaleza que ya la conozco y tengo que derribar diariamente con la ayuda del Espíritu Santo. He identificado que el enemigo ha usado esta arma en contra de mi vida y en diferentes generaciones en mi familia para que no alcancemos a totalidad lo que Dios tiene para nosotros. Hay días que fracaso en mis batallas contra esto, a veces me siento tan bombardeada y es tan fuerte que tengo que humillarme delante de Dios, porque todo parece ser de una forma que no es.


Todas las fortalezas del enemigo nacen de la mentira. Cuando hablo de fortalezas me refiero a maneras de pensar y de actuar. Un ejemplo con mi vida, no aprendí a nadar de niña, como les dije era tanto lo negativo que me daba temor, mi esposo me enseñó de adulta. Hay personas que se aterrorizan viajar en avión, o en barco, otros que no se atreven a manejar un auto, hay personas que piensan que si les ocurre algo bueno el “cuco” o “el chamuco” les va a va a salir al encuentro por algún lado, en otras palabras es increíble para ellos, las bendiciones son demasiado buenas para ser reales. Hay personas que si alguien se les acerca para hacer amistad piensan que esa persona se está tramando algo en contra de sus vidas.


Eva fue engañada: ¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín? ...Pero la serpiente le dijo a la mujer:—¡No es cierto, no van a morir!” (Génesis 3:1-4) El enemigo buscará siempre tergiversar la verdad. La única manera de vencer las mentiras del enemigo es con la Palabra de Dios.


Recientemente en una semana de esas que todo lo veía oscuro, las cosas no salieron como esperé, mordí mi lengua casi hasta sangrar (me tocó callar), aunque mi paciencia estaba en un hilo dental, pensé mal de mí, de otros, me enojé, lloré, dije cincuenta mil cosas en mi mente, tuve que humillarme ante mi Señor, porque lo que me tocó batallar era algo que yo sentía que era espiritual. Cuando le dije a Dios que no podía más, Dios me llevó a un pasaje bíblico. David iba a diez mil millones estadios de distancia antes que yo, tenía una relación con el Señor tan profunda que sabía esto, lo entendía de tal manera que oraba para que Dios cuidara sus pensamientos y palabras.


“Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.” Salmos 19:14 (NVI)


Una de mis autoras favoritas, Stormie Omartian, en su libro “Dirígeme Espíritu Santo” (Lead me Holy Spirit), habla en uno de sus capítulos de la importancia de la pureza en nuestros pensamientos y nuestros labios. Explica que es una decisión cuidar lo que pensamos y lo que hablamos porque Dios es puro y Santo, el Espíritu Santo se entristece si no cuidamos esto. Escribió algo que me impactó (debo decir que me abofeteó), decía que un creyente lleno del Espíritu Santo no habla mal de sí mismo, porque reconoce la presencia de Dios en su vida, ni habla mal de sus hermanos en la fe, porque reconoce que El Espíritu Santo habita en ellos, y tampoco habla mal de las situaciones que ocurren a su alrededor porque Dios está en control. Cuando Stormie explica esto de no hablar mal, se refiere a no repetir, ni creer las mentiras del enemigo. Cuando leí eso, tuve que hacer una oración y admití “Oh Dios me falta bastante” "¿Qué nivel es ese que nunca escuché?¿Cuántas veces he pensado mal de mi, de mis hermanos, de tantas situaciones a mi alrededor?" … y ahí entendí la oración de David.


Querido lector no podemos ignorar cómo actúa el enemigo. La palabra de Dios nos adiestra. Dios nos manda a derribar argumentos en contra de su verdad. Nuestras armas no son de este mundo. No puedes vencer la negatividad con métodos humanos. Cuando venga un pensamiento a tu vida confróntalo con la palabra de Dios.


¿Cuántas veces hemos sido engañados con mentiras que cautivan nuestros pensamientos? ¿Cuántas relaciones dañadas y todo comenzó con un mal pensamiento que ni tan siquiera era real? ¿Cuántas oportunidades perdidas y no pudimos disfrutarlas sólo por un pensamiento de negatividad? ¿Cuántas palabras pronunciadas de las que tendremos que dar cuenta algún día y fueron afectadas por un mal pensamiento?


Dios desea que vivas una vida plena, desea que vivas libre, que disfrutes todo lo que El te ofrece. El quiere que disfrutes el amor de Él, el amor del prójimo, la paz, la salvación, que tengas confianza en que El está en control de todo lo que ocurre a tu alrededor. El nunca duerme, Dios no desfallece con cansancio. Te exhorto que no vivas conforme a este mundo. Cada día es una oportunidad que se levanta para arreglar nuestro caminar. Pidámosle al Espíritu Santo que nos llene de sabiduría y que seamos prudentes al hablar y al pensar. Desechemos las mentiras del enemigo, decidamos hoy creerle a Dios, y honrarle en lo que pensamos y hablamos.


"Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas" 2 Corintios 10:4 (NVI)


Aixa Mariely Rodriguez

 
 
 

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