Corazones Receptivos

En la antigüedad, la piel de diferentes animales se utilizaba como recipiente para diferentes usos. Se les hacía unas costuras específicas, pero a la vez se dejaba una apertura y se le daba un tratamiento especial para que no se pudriera. Estos recipientes o cueros se les conoce como odres. En la elaboración del vino es importante la selección adecuada del odre. El vino nuevo pasa por el proceso de fermentación y requiere que el recipiente sea resistente y flexible, porque esa transformación hará que el odre se estire.

Jesús dijo:

“Tampoco se echa vino nuevo en recipientes viejos, porque cuando el vino nuevo fermenta, hace que se reviente el cuero viejo; así se pierde el vino nuevo, y se destruyen los recipientes. Por eso, hay que echar vino nuevo en recipientes de cuero nuevo. De ese modo, ni el vino ni los recipientes se pierden.” (Mateo 9:17 TLA)

Conocer a Dios siempre provocará un impacto en nuestra vida, demandará un nuevo nacimiento. Tú y yo somos como esos odres. Mientras proseguimos en este caminar de fe es necesario que seamos como el odre nuevo, que tengamos corazones capaces de recibir lo que viene de Dios, sensibles a Él, a su palabra, a su voz y a su amor. Necesitamos con urgencia tener corazones receptivos.

Dios tiene para ti grandes cosas. La Biblia dice: “Para aquellos que lo aman, Dios ha preparado cosas que nadie jamás pudo ver, ni escuchar ni imaginar.” (1 Corintios 2:9 TLA). Así como el vino nuevo tiene que pasar por un momento de fermentación y dentro ocurre una transformación, los tiempos nuevos de Dios en tu vida requerirán una transformación dentro de ti, son tiempos de expansión. Dios quiere extender el territorio en tu vida, en tu familia, en tu ministerio, pero para recibir la expansión de Dios necesitamos nuevas actitudes.

Pide hoy al Espíritu Santo que te muestre qué actitudes son necesarias cambiar, para que puedas entender y entrar libremente en ese tiempo nuevo que Dios te está ofreciendo.

~

“Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.” (Romanos 12:2 TLA)

Aixa Mariely Rodriguez