Argolla en su Nariz
- Aixa Mariely Rodriguez

- 5 ago 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 11 ago 2021

Mi esposo y yo fuimos granjeros. Un día mi esposo tomó unas clases para hacer unas certificaciones en el estado y criar un tipo de cerdos que yo desconocía. Llegó el día de darle la bienvenida al “padrote” de la finca. Era un cerdo Berkshire, pesaba 800 libras, tenía dos colmillos impresionantes enormes y una argolla en el hocico. Fue la primera vez que yo vi un animal con una argolla en su hocico. La práctica de ponerle argollas a los animales se debe a que ciertos animales pueden ser tan agresivos, que pueden causar lesiones y también matar. En el caso de los cerdos, se debe a que los cerdos hozan, en palabras simples, hacen agujeros en la tierra para obtener alimento. Les encanta comer raíces y es tal su fuerza que rompen los terrones más fuertes que puedas imaginar. El cerdo es muy destructivo para las áreas de agricultura, tienen demasiada fuerza en su hocico. Cuando se les pone esta argolla no pueden destruir porque les incomoda tanto que les duele y desisten.

Esta mañana recordé eso mientras meditaba en la Palabra de Dios. El rey Ezequías en cierto momento fue grandemente intimidado por un enemigo del pueblo. Este enemigo envió mensajeros que hablaran al pueblo en un idioma que todos entendían. El mensaje era atormentándolos, burlándose y amenazándoles. El rey asirio se burló del Dios de Jerusalén como si fuese cualquier dios hecho por manos humanas.
Ezequías se entristeció, se asustó, rasgó su ropa, fue al templo y pidió oración. Es entonces que Dios pone palabra en la boca del profeta Isaías y habla estas palabras en contra del rey asirio:
“Porque has rugido contra mí y tu insolencia ha llegado a mis oídos, te pondré una argolla en la nariz y un freno en la boca, y por el mismo camino por donde viniste te haré regresar. “ 2 Reyes 19:28 (NVI)
Satanás siempre está amenazando y amedrentando al pueblo de Dios. Puede que en cualquier momento un hijo de Dios se sienta como Ezequías, intimidado y triste. Las amenazas del enemigo llegan sin necesidad de traductor, son problemas que llegan a la vida de los hijos de Dios, a veces en contra de tu propia vida, amenazas a la familia, amenazas en contra de tu matrimonio, de tus hijos, problemas en el área de trabajo, burlas en el ministerio. Rivalidades, enemistades, divisiones, contiendas, puede ser tan abrumador que parezca como un rugir de un animal.
Yo no entendía lo que era un rugir hasta que un día fuimos a comprar unas ovejas. Nos tocó caminar un terreno de diez acres para buscarlas. Mientras estábamos caminando se escuchó algo que nos paralizó, fue un rugir. Fue tan intenso el sonido de aquello que parecía que su vibración traspasaba mi pecho hasta la espalda. En mi vida no he escuchado ningún sonido que se le asemeje. Me dio mucho miedo, mi esposo preguntó qué era aquello a la señora que nos estaba vendiendo las ovejas. Ella nos respondió que era que su vecino tenía un hábitat de veinticinco leones. Fue espeluznante, no sabíamos si se había escapado, queríamos dejarlo todo. ¿Quién le puede huir a un león?
Puede que el enemigo ruja ferozmente con amenazas hasta querer paralizarte para que no llegues a donde Dios quiere llevarte. En este día no sé cual sea tu circunstancia, pero te digo en el nombre de Jesús, que así como les ponen argolla y freno a los animales para controlar su agresividad, así Dios hará con tus enemigos. No te desenfoques, tu lucha no es contra tu hermano, es espiritual. Mantente en búsqueda de una integridad con Dios. Si faltaste, tienes un abogado en Jesucristo, corre a El, arregla lo que tengas que arreglar y espera ver la salvación de nuestro Dios. El enemigo se va a tener que largar por el mismo camino que entró. El que tiene oídos, que escuche. ¡Es Dios quien pelea tu batalla!




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